Tratar con descortesía al canciller ruso no fue la mejor idea para un gobierno dominicano que requiere de una amplia acción diplomática para obtener aliados entre otros afectados por la migración de haitianos y forjar una acción conjunta ya que a los ojos del mundo lo nuestro solo es una diferencia entre vecinos.
El gobierno tuvo una oportunidad de oro para darle una demostración a Serguéi Lavrov, jefe de la diplomacia rusa, de la dramática situación de un país con pocos recursos y debe compartirlos con un “arrimao” protegido de Norteamérica.
El presidente Luis Abinader sabia con mucha antelación de esta visita y pudo montarle una exposición, con la presencia de la prensa internacional, sobre los efectos de la migración ilegal, pero prefirió demostrarle al ruso que era un invitado no grato y lo trató peor que a los haitianos ilegales.
Antes de la casi clandestina visita del diplomático ruso a su despacho el presidente Abinader sostuvo una publicada reunión con diplomáticos norteamericanos y luego una conversación con Marcos Rubio para demostrar a quienes debemos afectos, algo que todos sabemos.
Estados Unidos rechaza la migración haitiana y prefiere que se queden en su país o que la RD los acoja. Otros países del continente tienen el mismo problema. Desde Chile a Canadá pasando por Brasil, Argentina y hasta las islas del Caribe reciben migrantes ilegales lo que hace factible una alianza que presione a la ONU a la adopción de medidas más fuertes.
En el ámbito regional la RD es un país atrasado y pobre. Es un error creernos nuestra propia fábula y pretender que somos grandes y ricos. Como narrativa para de venta turística del camello es válida, pero no entre gitanos.
Somos una pequeña nación que cada año toma millones de dólares en préstamos para solventar un presupuesto deficitario que además está obligado a compartir con Haití. Los dominicanos mantienen dos países y además facilitan que millones de dólares vayan como remesas que envían los haitianos que trabajan en este lado de una isla que creen suya.
Esta situación es insoportable, pero es necesario que el gobierno abandone esa posición de perdonavidas, de guapo del barrio y retorne al país conciliador y amable. Se logra más con miel que con hiel. El trato al canciller Lavrov habla mal de nuestra tradicional cortesía. Así no vamos a atraer los turistas rusos.
El país tiene que ser permeado de la nueva situación que vivimos, ya no es el problema haitiano, el problema es dominicano. Cada quien debe preguntarse hacia dónde va esta situación y la decisión está en manos del gobierno. En la RD no hay solución para el caso haitiano, pero si no nos apuramos tampoco la habrá para el dominicano.
En vez de seguir con el teatro de las deportaciones - un negocio mediante la cual los haitianos pagan 15 mil pesos para retornar- se requiere de medidas efectivas, que se aplique una real política migratoria que imponga un reordenamiento de la migración. Muchas de esas medidas ya están aprobadas basta con la decisión política.
Por: Alfredo Freites;-
No hay comentarios:
Publicar un comentario