El pasado 19 de mayo se conmemoró el 60 aniversario del asalto al Palacio Nacional por parte de las tropas constitucionalistas, fue un acto de poca participación popular porque hay interés de borrar de la historia la importancia de la Guerra Patria.
En la calle 30 de Marzo me encontré con viejos combatientes y algunos hijos de los héroes de la operación de guerra donde murieron el ideólogo del contragolpe militar, coronel Rafael Fernández Domínguez; el jefe militar del movimiento revolucionario 14 de Junio, Juan Miguel Román; el jefe de mi columna y dirigente militar, Euclides Morillo; el oficial de los Hombres Rana de la marina de Guerra, Illio Capocci; el luchador constitucionalista José Jiménez, entre otros que escapan a mi memoria.
La tarde de ese día se intentó retomar el Palacio Nacional, un punto de alto interés político que nunca supe por qué se había abandonado tras haber sido tomado a principios de la guerra.
Horas antes del asalto, una apresurada convocatoria “a los come plomo del 14 de Junio” nos reunió con Fernández Domínguez en la calle Cambronal, casi con José Gabriel García, cerca de nuestro Comando Central. Esos jovencitos marchábamos animados a la cita con la historia. Yo fui en un jeep que manejaba Euclides, sin pizca de miedo porque defendíamos la patria guiados por un probado combatiente que había participado en las guerrillas con Manolo Tavárez, mi líder revolucionario.
Fue una tarde de larga espera sentados en la calle 16 de Agosto, pero fue corto el combate. Nuestro grupo inició la marcha desde el callejón Imbert de San Carlos, pero luego cedimos el paso a la columna de Fernández Domínguez y Juan Miguel, quienes tomaron la vanguardia y así cruzaron de la puerta de la historia. A corta distancia de la esquina con la calle Moisés García, más abajo de la calle Abreu, los disparos de los yankis y los militares golpistas con intenso fuego de ametralladoras y fusiles abatieron a nuestros líderes.
Por: Alfredo Freites;-
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