La muerte de Rafael Trujillo debió ser para mi generación un nuevo despertar y ahora que veo y escucho enjuiciar la vida y obra de antitrujillistas me digo “así que fácil es” porque podemos usar la mandarria del presente sin temor a que nos encarcelen o asesinen. El juicio frío e implacable de la historia con los valores actuales tiene el poder.
Los hombres viven y actúan en el contexto de sus circunstancias y fuera de ahí es fácil emitir juicios, pero los santos son de yeso y están en los altares, no hablan ni pueden pecar. He visto a jóvenes opinadores decir con profunda convicción la errónea versión que las Hermanas Mirabal eran comunistas, como Manolo Tavárez Justo y los miembros del “Movimiento 14 de Junio (1J4)”, todo esto a partir de los papeles de la CIA, que revelan un conjunto de supuestos actos, chismes, acciones políticas y consecuencias motorizados por el gobierno de Estados Unidos.
La maquinaria de espionaje y represión política del régimen de Trujillo traumatizó tan profundamente la población que aún muchos ciudadanos temen emitir juicios contra el gobierno y también hay el desparpajo y desconsideración de enjuiciar sin conocer la realidad.
Viví la Era de Trujillo y supe de padres que presionados por un ambiente de terror entregaron la virginidad de sus hijas, pero de muchos más que se tragaron sus lágrimas y miedos cuando el poder de los “T” arrastraba a sus camas a inocentes damiselas. Vi de cerca a la familia del rey criollo que llamaban el Jefe, y ese dueño y señor de virgos y vidas desarrolló un sistema donde no estar de acuerdo con sus opiniones podía significar perder la vida.
Los papeles de la CIA no son verdad de piedra sino algunas revelaciones de cómo un imperio introdujo y mantuvo un tirano hasta que dejó de ser útil. Trujillo fue un “made in USA” que tuvo el final de casi todos los aliados de Norteamérica. Ese personaje contaminó y arrastró tras de sí las vidas de miles de dominicanos.
Por: Alfredo Freites;-
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