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viernes, 31 de enero de 2025

Una urgencia que no puede seguir en el olvido

La salud mental es un tema que, aunque cada vez más presente en el discurso público, sigue siendo una de las áreas más desatendidas dentro del sistema de salud en la República Dominicana. A pesar de que la Ley 12-06 estableció un marco para su tratamiento, la realidad es que, a casi dos décadas de su promulgación, su aplicación ha sido deficiente y no responde a las necesidades actuales de la población.
La crisis de salud mental en el país es evidente: el aumento de casos de depresión, ansiedad, trastornos de personalidad y suicidios es alarmante, mientras que la infraestructura para atender a quienes padecen estas condiciones sigue siendo insuficiente. A esto se suma la falta de acceso a especialistas, la desinformación y el estigma social que persiste en torno a las enfermedades mentales.

A lo largo de los años, se han presentado propuestas para modificar la Ley 12-06 con el objetivo de modernizarla y hacerla más efectiva. Recientemente, el diputado Aníbal Díaz ha impulsado un proyecto en ese sentido, aunque hasta el momento no ha recibido la atención que amerita en el Congreso Nacional. Más allá de esta iniciativa en particular, lo cierto es que el país necesita una reforma profunda y urgente que garantice un verdadero sistema de atención en salud mental.

Para que tengan una idea, aproximadamente el 20% de la población dominicana padece algún tipo de trastorno mental, siendo los más comunes el trastorno depresivo mayor, la ansiedad, el trastorno bipolar y la esquizofrenia.

República Dominicana se encuentra entre los diez países de la Región de las Américas con mayor carga en trastornos mentales y ocupa el primer puesto entre los países de Centroamérica y el Caribe, según la tasa de AVADs (años de vida ajustados a discapacidad) por 100,000 personas.

Entre 2019 y 2023, la tasa de suicidios en el país ha oscilado entre 6.60 y 7.13 por cada 100,000 personas mayores de 6 años, con un incremento notable en 2021.

El país cuenta con aproximadamente 257 psiquiatras para una población de más de 10 millones de habitantes, lo que indica una notable sobrecarga en estos profesionales.

La República Dominicana destina menos del 1% de su presupuesto nacional a la salud mental, cifra inferior al rango recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que es del 5% al 10%.

Según UNICEF, 1 de cada 10 niños en el mundo enfrentará algún trastorno psicológico, y en la República Dominicana se detectaron 214 casos en situación de riesgo severo de salud mental en 2024, incluyendo conductas suicidas y situaciones de violencia y abuso.

¿Qué debería contemplar una reforma real y efectiva?

A mi juicio, para que la Ley 12-06 realmente cumpla su propósito, debe ir más allá de simples ajustes administrativos y centrarse en varios ejes fundamentales:

– Descentralización y ampliación de la cobertura
• Se necesita la creación de una Red Nacional de Centros Comunitarios de Atención en Salud Mental, distribuidos en todas las provincias y municipios, con personal capacitado y acceso gratuito o a bajo costo.
• La mayoría de los servicios de salud mental están concentrados en la capital y en algunas ciudades principales, dejando a gran parte del país sin acceso a atención especializada.

– Incorporación de la salud mental en la atención primaria

• No podemos depender exclusivamente de psiquiatras y psicólogos clínicos; los médicos generales y otros profesionales de la salud deben recibir formación básica en detección y manejo inicial de trastornos mentales.
• Los centros de atención primaria deben contar con al menos un profesional especializado en salud mental.

– Educación y prevención desde las escuelas
• La salud mental debe ser parte del currículo escolar, con programas que ayuden a los niños y adolescentes a desarrollar herramientas para manejar el estrés, la ansiedad y otros problemas emocionales.
• Se debe establecer un protocolo de intervención temprana para detectar y abordar problemas de salud mental en estudiantes.

– Reducción del estigma y campañas de concienciación
• La sociedad dominicana todavía carga con muchos prejuicios sobre la salud mental. Muchas personas evitan buscar ayuda por miedo a ser vistas como “débiles” o “locas”.
• Se necesitan campañas nacionales de sensibilización que eduquen a la población y promuevan una cultura de bienestar emocional.

– Financiamiento real y sostenibilidad del sistema
• No basta con aprobar una ley; el Estado debe garantizar los recursos para su aplicación efectiva.
• Es necesario un fondo específico para la salud mental, con una asignación presupuestaria adecuada y mecanismos de fiscalización para evitar el desvío de fondos.

El Congreso Nacional no puede seguir indiferente

La salud mental es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad, y en la República Dominicana ha sido ignorada durante demasiado tiempo. Es preocupante que, aunque existen propuestas de modificación a la Ley 12-06, estas no han sido discutidas con la urgencia que amerita la situación.

El Congreso Nacional tiene en sus manos la responsabilidad de impulsar una reforma que no sea solo un documento más, sino una herramienta real para transformar el sistema de salud mental en el país. No se trata de un favor a ningún legislador o sector, sino de una necesidad impostergable para la sociedad dominicana.

La salud mental no puede seguir siendo un tema secundario en la agenda pública. Reformar la Ley 12-06 no es un lujo, es una necesidad.

Por: Glenn Davis Felipe Castro,-
@GlennDavisF

Periodista, locutor y  comentarista de radio y tv., ha sido relacionista público de importantes instituciones estatales y políticos de la RD. 

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