Lo que hicieron anteanoche confirma que “El Licey” es un “Team” que no pierde hasta que el contrario, con ventaja, le haga el “out” 27.
En la serie final del campeonato otoño-invernal que finalizó el sábado, el equipo azul perdió los primeros partidos frente a las Estrellas Orientales, pero ni ellos ni sus fanáticos se dieron por vencidos.
Se llenaron de energía, entusiasmo y concentración para revertir sus derrotas iniciales y el resultado ha sido ejemplar: triunfaron limpiamente por segundo año consecutivo.
De esta victoria contundente en una práctica deportiva que combina armoniosamente el esparcimiento, la emoción positiva y los negocios, se pueden extraer conclusiones.
La primera es que los dominicanos no van a colocar el béisbol en segundo lugar frente a otras disciplinas deportivas y que por tanto la niñez y la adolescencia continuarán su práctica masivamente.
La segunda conclusión es que el país debe dar el salto y pasar de una niñez que juega pelota en patios y calles, con el esfuerzo y el sacrificio económico de sus padres, a una política de Estado de estímulo a este deporte.
El gobierno debe trazarse la meta de que cada municipio disponga de estadios para que los estudiantes primarios acudan regularmente y de forma organizada a aprender la disciplina.
Por igual, que cada escuela disponga de la utilería deportiva suficiente, de instructores, uniformes y medios de transporte para garantizar que cada niño sea un pelotero en potencia.
Si este país ha demostrado con creces que con todas esas carencias y apoyado casi exclusivamente en el esfuerzo particular, es un invernadero de talento, ¿qué no haría con un fuerte apoyo del Estado al béisbol infantil?
Felicitamos a los Tigres del Licey por su resonante triunfo y abrazamos la firmeza de su fanaticada, que nunca perdió la esperanza de ganar el campeonato.
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