"VisiĆ³n Global"》 》 》
No cabe ninguna duda de que la lucha contra la corrupciĆ³n ha devenido en una de las banderas mĆ”s populares para los gobiernos que la emprenden, pero al mismo tiempo la falta de resultados concretos puede convertirse en una frustraciĆ³n colectiva con la consiguiente derivaciĆ³n polĆtica negativa.
En algunos paĆses esta lucha ha tenido resultados concretos con el encarcelamiento de figuras relevantes de la polĆtica y el empresariado que se han coaligado para cometer depredaciones del Estado.
Podemos citar los casos mĆ”s importantes de reciente dilucidaciĆ³n, como han sido PerĆŗ, El Salvador y Guatemala, donde presidentes, ministros y empresarios guardan prisiĆ³n o estĆ”n procesados en ausencia.
La experiencia peruana es patĆ©tica: seis de sus Ćŗltimos presidentes en prisiĆ³n, escapados del paĆs y uno suicidado, a consecuencia de haberse desatado en su contra los demonios que ellos mismos engendraron, al participar directamente en los hechos o haber permitido que sus allegados desbordaran los lĆmites mĆ”s o menos tolerables.
La corrupciĆ³n administrativa es uno de esos delitos que es imposible hacer sin complicidades—pocas o amplias—, a menos que el funcionario sea tan corrupto que se robe el dinero que maneja sin la participaciĆ³n de otros actores.
Pero en la generalidad de los casos existen conexiones, razĆ³n por la cual no es dable que un servidor pĆŗblico se corrompa solo, sino que cuenta con la acciĆ³n directa de “civiles” que le facilita el camino para el delito.
Y si bien las penas son personales, en el caso de las altas instancias del Estado no debe pasarse por alto la teorĆa enarbolada por los revolucionarios franceses tras el derrocamiento de la monarquĆa de los luises: “No es posible reinar de modo inocente”.
Mediante dicho paradigma se pudo poner en movimiento la guillotina para el rey Luis XVI, pues, si bien el monarca era tenido como un holgazĆ”n e irresoluto, se supuso que por lo menos tenĆa que estar al corriente de las polĆticas implementadas en su reinado.
En estos tiempos resulta muy difĆcil que un presidente a conciencia permita que uno o varios funcionarios se corrompan, pero como nadie gobierna inocentemente, son platos rotos que terminan en su cuenta.
De ahĆ la importancia de cuidar los detalles para que en el momento precisamente no aparezca un Saint-Just que recurra a la teorĆa y termine en el banquillo de los procesados.
Ahora bien, cuando los pueblos se hacen ilusiones tendentes al adecentamiento de la actividad pĆŗblica y se concluye fiascos como el de Odebrecht y Tucanos; y que, ademĆ”s, se corra el riesgo en los casos pendientes productos del esfuerzo de las nuevas autoridades, la frustraciĆ³n colectiva es inevitable.
Por: Nelson EncarnaciĆ³n;-
@VisionGlobalRD
Nelsonencar10@gmail.com
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miƩrcoles, 1 de junio de 2022
Audioš§: /Camino a la frustraciĆ³n colectiva
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