La traición a los ideales de Juan Bosch en el manejo de la cosa pública por parte del grupo liderado por Danilo Medina, hicieron fracasar esa agrupación que fuera orgullo de su fundador.
Recuerdo claramente la entrevista que le hiciera al salir de la mesa de votación para la segunda vuelta en las elecciones de 1996. Allà me dijo que su orgullo polÃtico era la formación del PLD, un partido destinado a transformar el paÃs y completar la obra de Juan Pablo Duarte. En poco menos de ocho años Danilo Medina sepultó el proyecto del maestro.
Las elecciones de 1996 fueron el adiós a los liderazgos de José Francisco Peña Gómez, JoaquÃn Balaguer y Bosch. Los caudillos fueron despedidos por una nueva ola. Las elecciones del 2020 también fueron sepultura a las aspiraciones de Danilo, Hipólito MejÃa y Amable Aristy Castro, entre otros, sin embargo, un liderazgo parece permanecer incólume y es el doctor Leonel Fernández, según Gallup, se le ve como lÃder de la oposición.
El expresidente Fernández, lÃder de la Fuerza del Pueblo, partido en construcción con un año gestado, acumula un 33.7 por ciento de popularidad mientras que Danilo, el dueño del PLD, muestra un 6.2 por ciento de simpatÃas, por su mal gobierno carece de moral para juzgar la administración del presidente Luis Abinader.
Danilo tiene el inconveniente en su ambición de mantenerse vigente que su base polÃtica se desliza hacia la FP, a veces son muchos, otras por goteo, pero el desplazamiento de los peledeÃstas es constante. El PLD acusa una debilidad crónica. No se ve en esa agrupación ningún dirigente capaz de desplazar a Danilo y reconstruirlo, sino todo lo contrario.
El PLD, asesinado por Danilo, tiene en su tumba una lápida con letras de traición.
Por Alfredo Freites ;-
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