Es testarudez responder con un llamado a huelga la concitación al
diálogo que hacen el país y Salud Pública. También mantener el llamado
ante las 6500 pensiones otorgadas por el presidente Medina a igual
número de empleados y paramédicos del Servicio Nacional de Salud (SNS)
con más de 65 años de edad o más de 20 años de servicio público
(incluyendo inhabilitados) que gracias a ello gozarán del esperado
retiro digno.
Es lo dispuesto mediante los decretos 208-16, 209-16 y 210-16
emitidos el pasado 23 de agosto, en tanto el Presidente del Colegio
Médico Dominicano (CMD) huelgueaba y pedía a la ministra de salud que lo
llamara, para restablecer el diálogo, en un gesto lleno de intención
burlesca ya que refracta el llamado que, por la misma emisora y con las
mismas palabras, le hizo la Dra. Altagracia Guzmán Marcelino hace unas
semanas.
Esa conducta demuestra que si la tozudez “ideológica” tuviera nombre
sería el del presidente del CMD. Al punto de hacer temer que ese gremio
sea una factoría de tozudos; que liderarlo configure patologías
conductuales inclinadas a posiciones de fuerza a la hora de las
diferencias o los reclamos.
Tal tozudez se escuda en una ética de la convicción que obvia la
ética de la responsabilidad ante las necesidades de salud de los pobres,
hacia donde el CMD no desea mirar pese a “clamar a su favor” y donde
Salud Pública ha dado pruebas de tener los ojos clavados.
El presidente del CMD alega que los gobiernos los han estafado. Que
han celebrado acuerdos jamás cumplidos. Que el más reciente espera
cumplimiento, de modo que ahora uno de sus objetivos es destronar esa
tradición de burla y engaño con la herramienta que tiene a mano: huelgas
hospitalarias, cuyo efecto paradójico e inaceptable es privar de salud a
decenas de miles de enfermos necesitados.
Grave es cuando tozudez se une a lo absurdo, como eso del “derecho
adquirido” de un horario simultáneo que reviste rasgos de clientelismo
espurio, perfilando galenos que trabajan en varios centros en el mismo
tiempo como beneficiarios del reparto en la historia de corruptela que
aluden y critican.
Ya es un hecho lo advertido: el CMD descalificó su lucha. No cumplir
el horario mínimo requerido por ley para dar el servicio de salud a los
pobres es pura estafa. Ante esta resistencia, es saludable recordar que
los pobres merecen, quieren y tienen derecho a mejor atención en salud y
que es deber del gobierno garantizarlo.
En su “lucha”, el CMD aboceta males que atribuye al sistema de salud a
cuya solución su tozudez no aporta. Ya está claro que sólo quieren
aumento de sueldos sin garantizar más salud para la gente.
Con los decretos el gobierno ha dicho, cumpliendo, “Nosotros
cumpliremos”. No hay, pues, excusas para obstruir el diálogo y, más que
eso, para mantener la tozudez absurda del “No horario”.
También les hace ver lo que hay en la acera de enfrente: la
determinación de hacer realidad la idea de un sistema de salud cuya meta
es la eficiencia de servicios regidos por normas y protocolos de
atención. Una transformación así no se hace sin especialistas en los
hospitales. Actualmente, sin los recursos necesarios, son los
residentes, paramédicos y empleados quienes se esfuerzan por lograrlo.
También les reitera que hay una propuesta de solución integral hecha por
el Ministerio de Salud al CMD y demás gremios que espera
contrapropuesta. En medio del limitado presupuesto a la Salud Pública
aboga por una gerencia de calidad que reluce promisoria. El Gasto
Nacional en Salud dice claramente dónde están los problemas del sector:
limitado aporte público y pobre gasto en salud de la población media y
alta. La gente no cuida la salud. Prefiere cuidar el automóvil. Visita
más las páginas de remedios caseros en Internet que las informaciones
sobre salud publicadas en los diarios. ¿Qué ratio arroja relacionar
centros de salud con “car washes”, auto adornos y distribuidores de
autos? ¿Y cervezas vs medicinas? ¿Qué hace el CMD para que eso cambie?
En tanto huelguea en medio de este drama, el Presidente del CMD no logra
ver que sin el apoyo del gremio, sin mayor presupuesto y bajo amenazas
epidémicas, Salud Pública está revirtiendo los indicadores de salud: ha
llevado la tasa de mortalidad por dengue de 0.8 en las semanas 1 a 30
del 2015 a 0.5 en igual período del 2016, lapso en que la incidencia de
este creció 155.1%, controlando su propagación desde la semana 27. Desde
esta y hasta la 30, los casos de dengue cayeron 261.65% con relación a
igual período del 2015. Así, en la semana 30 logró bajar la tasa en
456.66%, connotando que, hasta ahora, los objetivos públicos en salud
frente al dengue (reducir su incidencia y mortalidad) se están logrando,
que procede afianzarlos.
Igual ocurre con el Zika: de 185.31casos semanales promedio desde las
semanas 1 a la 26, se pasó a 62 casos semanales promedio en las semanas
27-30, para una caída de la tasa de incidencia del Zika de 298.88% en
las últimas cuatro semanas. Más que huelguear y vararse en la tozudez de
ese absurdo del horario, el CMD podría tejer una alianza con Salud
Pública para reducir las Muertes Maternas (MM) y la Muerte Infantil
(MI); mejorar los indicadores de salud; completar, llenándola de
eficiencia y compromiso, la división de funciones ministeriales;
establecer una gestión de calidad y velar por mejores condiciones de
vida para los médicos. Una colaboración así se esperaría de un CMD
políticamente no tendenciado. Sería imposible si el CMD ha optado por
una guerra de desgaste y zancadillas, sin mirar los intereses de sus
miembros.
La incidencia de MM está estable en un nivel alto, invariante durante
las semanas 1 y 30 del 2016, respecto al año 2015, en tanto la MI
continúa reduciendo: 26.83% en las semanas 1-30 del 2016, respecto a
igual período del 2015. ¿Marginarse de esos logros es luchar por mejor
salud para el pueblo? En vez de inflexibilidad y huelgas, se espera el
retorno a la mesa del diálogo con demostraciones de racionalidad y
compromiso. Y, sobre todo, de solidaridad plena hacia los pobres de un
CMD que siempre tendrá a mano el poder de su Asamblea soberana.
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