Parece una locura pensar que el 2028 tendrá a Leonel Fernández y Luis Abinader como los candidatos presidenciales pero las variables en favor de uno y otro permiten atisbar que, tras salvar obstáculos internos, otra confrontación podría repetirse.
Miremos el caso Abinader, quien ha congelado la competencia presidencial en el PRM y solo su voz suena en variadas formas, ya hasta es la voz comercial de las actividades de su gobierno, y lo hace muy bien. El líder del gobierno ha crecido. Ya está curtido y no deja asomar la competencia para poder evaluar el material con que cuenta su partido.
Abinader tiene el Congreso en el bolsillo y no requiere comprar votos para reformar la Constitución, además la última reforma que prohíbe su reelección, en el sentido estricto de la letra jurídica, podría ser anulada en el Tribunal Constitucional que maneja el mandatario, además, rehabilitar a Danilo Medina alejaría el PLD de aliarse con la Fuerza del Pueblo.
Abinader se maneja actualmente como un político en busca de la reelección y sus competidores internos son empleados públicos de alto nivel, salvo David Collado que es mundo aparte.
Entre tanto, Leonel Fernández, además de ser el líder de la oposición luce como único candidato presidencial. Su experiencia en asuntos de estado lo pinta como la opción ideal, sin embargo, manejos de gran profundidad destacan las luces de Omar Fernández como una fórmula joven y sin rechazos. Incluso dirigentes de la FP se montan en esa patana, lo que sería de meter una cuña del mismo palo.
La posición cimera de Leonel y tener alineado su partido hacen creer que el líder afilará su campaña hacia el gobierno para llenar el vacío de oposición. La FP seguro que habrá reforzado su equipo de comunicación, donde esta su más acusada deficiencia, ya que en los medios de comunicación el PLD luce como líder opositor.
Leonel sube en las encuestas mientras que el gobierno suma desaciertos en el manejo de los servicios públicos, escándalos de corrupción y el tema del narcotráfico salpican su vida interna, carece de la ayuda de las bocinas con credibilidad, comunicadores pagados por USAID y un adversario que aglutine a la opinión pública a su favor.
El líder de la FP tiene que trabajar duro para guiar una fuerza política acostumbrada a la pasividad y además mostrar sus bríos a una población anhelante de ofertas que mitiguen su desencanto.
Actualmente se podría interpretar que el ascenso de Leonel es producto del desgaste del reelecto gobierno y sus deudas de obras desde el pasado ejercicio de Abinader.
El escenario político parece que tomará velocidad porque ya la oposición terminó sus gestiones organizativas y se lanzará al combate contra el gobierno desde diversos ángulos. Esto obligaría a la dirección del PRM a salir de la nevera para confrontar la oposición, aunque Abinader es ley, batuta y constitución, es el único vocero y parece no querer ayuda.
Del lado contrario está Leonel que requiere de más ayuda para cubrir todo el litoral gubernamental y sus dirigentes se entretienen en el combate opositor.
Todo indica que hasta hoy solo tenemos Leonel y Abinader para el 2028.
Por: Alfredo Freites;-



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