Tiene sentido "sin dar lugar a discusión interna y hasta pudiéndose hacer por aclamación", la propuesta de José Ignacio Paliza, de que el presidente Luis Abinader asuma en lo adelante la titularidad de la organización política oficial. Como figura principal del PRM y con privilegiada capacidad de firmar decretos por el largo espacio de tres años y unos dos meses todavía en su condición de presidente de la República, nadie más indicado que él para liderar y ser árbitro del proceso de escogencia del candidato de su partido en el 2028.
Tras convocar a los “posibles” y abrir muy temprano la compuerta de las aspiraciones presidenciales en la organización—para algunos un error político, por el riesgo de distracción en áreas claves del gobierno y las secuelas que la competencia de los “condidateables” pudieran dejar en el partido y en la administración de Abinader, el peso específico y el manejo político del gobernante serían fundamentales para que el fantasma de la división, que siempre asoma, no encuentre puertas abiertas y siente sus reales.
Aun cuando los aspirantes del PRM—todos “jóvenes maduros”—proyectan determinado éxito en las respectivas instituciones que dirigen, tienen en contra el factor tiempo para, dejado el cargo público que ostentan, promoverse y ganar un proceso interno, para luego, el escogido candidato, trabajar en un proyecto presidencial que prenda en el electorado.
Y de ahí, el reto mayor sería el de ganarle al o los competidores de gran experiencia y con amplio terreno a favor que oferte la oposición, como un Leonel Fernández con la Fuerza del Pueblo y aliados, que ha sido tres veces presidente y que en la actual coyuntura, sino cuasi solo en el escenario, luce con la brisa soplándole de su lado. Para algunos, al Abinader estar impedido de ir a un tercer periodo, debió dejar en la reserva a un eventual sustituto (a), para que se fuera perfilando (?). Claro que, además de evitar disgustos de compañeros, lo democrático e inteligente "como ha ocurrido" era dejar fluir las aspiraciones.
Inclinarse Luis a favor de uno o una, fuera la vice (como hubo sospecha) o Carolina (por presión de Hipólito) sería exponerse a posibles alianzas en sentido contrario a nivel de la base. A diferencia de un Abinader, que en el 2020 venía de haber aspirado a vice en el 12 con Hipólito, de ser candidato presidencial en el 16 y que pudo capitalizar el repudio a la gestión de Danilo y la división del PLD, ninguno de los actuales aspirantes del PRM cuenta, al día de hoy, con las potencialidades, credenciales electorales y otros factores esenciales para recibir la antorcha de manos del presidente Abinader y garantizar el triunfo en las urnas y que el partido oficial retenga el poder en el 2028.
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David, Yayo y demás están activando y ganan su espacio, pero todavía, y aun con posibles alianzas internas, las cosas no apuntan a que se cuente con un candidato con el potencial electoral suficiente para dar la pelea en las urnas. Porque, como dijera Guido mucho antes de estar en el INDOTEL, “el cargo no te hace candidato”.
Así las cosas, al presidente Luis Abinader le tocaría la gran tarea de apuntalar al ganador (a) de la competencia interna y apurar el paso para la consolidación de una impronta de gobierno que pueda beneficiar al aspirante oficial del PRM a sucederle en el ejercicio del poder. El manejo correcto de la pandemia en el 20 ya quedó atrás, y con los programas sociales y diversas pequeñas obras en distintos lugares del país no es suficiente, falta una gran obra que marque positivamente la administración.
Bien pudiera ser que el gobierno diera un palo de gallera con un manejo correcto, decidido, sincero y en serio en lo adelante con el tema migratorio, poniendo en primer plano la defensa de la soberanía y los intereses de la nación dominicana.
Esa podría ser la mejor impronta!
Por: Luis Encarnación Pimentel ;-
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