Era –y es– una visión certera de abordar el problema de la movilización de una población de millones en un espacio reducido como lo es la ciudad de Santo Domingo.
En ese empeño, la actual administración dio continuidad a proyectos como el Metro de Santo Domingo y el Teleférico, ampliando su cobertura a sectores densamente poblados.
Igualmente, estableció “corredores” de autobuses privados en avenidas que surcan de norte a sur la zona metropolitana, aunque ese proyecto, extrañamente, se quedó limitado a muy pocas rutas.
Lo que resulta inexplicable es que el gobierno haya dejado languidecer el más importante programa de transportación masiva: La ahora llamada Operadora Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA).
Con casi 30 años de existencia, la OMSA representó en su momento un halo de esperanza para que los capitaleños dispusieran de un servicio seguro, ordenado, eficaz y a precio módico, para transportarse.
Y lo fue por un tiempo, junto a las demás iniciativas de construir las vías expresas en las avenidas 27 de Febrero y John F. Kennedy y la creación de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET).
Pero ahora resulta que los servicios de la OMSA han caído en un deterioro tan significativo, que sus usuarios lo califican de inoperante.
Las filas gigantescas a cualquier hora del día en las paradas de OMSA en espera de la llegada de un autobús, delatan la ralentización de ese servicio vital.
La experiencia de los usuarios que antes tomaban los autobuses en Ciudad Juan Bosch con normalidad y ahora se angustian por la espera, es solo una muestra de cuánto ha involucionado este servicio.
En una etapa en que las vías metropolitanas se mantienen congestionadas y los combustibles tienen precios elevados, el país no debe permitir que lo poco que queda de transporte colectivo, se arruine.
Reconocemos que abordar el problema del transporte urbano es un tema complejo en el que confluyen poderosos intereses, pero el gobierno, con todo su poder, puede fortalecer la OMSA y mejorar su servicio.
Basta con tomar una decisión firme, colocar ahí a técnicos calificados y respaldarlos con autoridad y recursos, para que el transporte público de pasajeros sea esencialmente colectivo, seguro y eficaz.
Tomado del editorial de
de la fecha ;-
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