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lunes, 12 de agosto de 2024

El oro de Marileidy

❝Sin Paños Tibios❞》》》
Aunque el argumento vino de maravillas al eurocentrismo y a la auto arrogada supremacía moral que justificó su expansión colonial, bajo la premisa de “civilizar” a todo el orbe, lo cierto es que, siendo honestos, los griegos inventaron casi todo; y que así como de pedante y soberbio sonaba Whitehead cuando escribió que “toda la historia de la filosofía occidental es una nota a pie de página de Platón”, algo tenía de cierto esa majadería intelectual.
Como con la filosofía, 2,800 años después de los primeros Juegos Olímpicos, el mundo entero se encuentra celebrándolos en París, y otro medio mundo sueña con ser algún día la sede de alguno de ellos.

Los griegos lo tuvieron claro, porque los juegos fueron la reafimación de la identidad helénica en una Hélade fragmentada en Ciudades-Estado que se pasaban la vida guerreando entre sí, y que, sin embargo, cada cuatro años se sometían a una tregua sagrada para celebrar los juegos sin contratiempos; de tal suerte que los mejores atletas de todas las ciudades competían en las categorías clásicas y los ganadores se llevaban una corona de olivo salvaje, aplausos y el reconocimiento de la polis… que en una sociedad guerrera estructurada en torno al honor, lo era todo.

Hoy día los países compiten por los mismos motivos que antes, para demostrar que son los mejores; para reafirmar con medallas una supremacía moral y social. Y así como los países comunistas invertían recursos estratosféricos para tener un cuerpo de atletas de élite y derrotar con medallas al imperialismo yanqui, así, hoy día, cada país invierte lo que puede, pero todos celebran sus triunfos.

La medalla de oro de Marileydi Paulino es una manifestación material de las cualidades humanas y virtudes cívicas de la atleta, pues sólo una persona extraordinaria podía alzarse desde los orígenes más humildes, prepararse, entrenarse y capacitarse en un sistema estatal que precariamente ofrece mínimos que dejan que desear. Y así, acompañada de un maravilloso equipo de entrenadores, asesores, compañeros de disciplina, pudo sobreponerse a todas las limitaciones materiales.

Su historia es la historia del espíritu dominicano, que a pesar de las adversidades y frustraciones es indomable y se sobrepone, y su enseñanza es esa: que no importan las limitaciones, hay que perseverar y confiar en Dios.

Por cada Marileydi que triunfa hay cientos que no pudieron siquiera llegar a condiciones de competir, quizás por falta de apoyo estatal; por la ausencia de una política pública que invierta en nuestros atletas y dignifique monetariamente su carrera. El sector privado lo ha entendido y se ha involucrado, pero se requieren más recursos para nuestro sector deportivo, porque si se invirtiera lo necesario desde el principio, más que una medalla de oro fueran varias… pero por ahora, con la de Marileydi y sus compañeros nos basta para celebrar… y nos sobra.

¡Gracias del alma, campeona!
Por: Federico A. Jovine Rijo;-
@FedericoJovine
@federicojovine
fjovine@email.com 

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