Decente, colaborador y silencioso, si le buscaba conversación respondía muy ameno y de forma amplia, como si deseara sacar toda la historia que llevaba dentro.
Cada semana se le veía con un “Vanguardia del Pueblo” el cual leía lentamente sentado en la acera de la calle Duarte esquina Conde.
Cuando su hijo Jesús creció, se organizó en el PLD, buen hijo, me decían que buen estudiante, algo que no dudo, decente y colaborador como su padre.
Eran pobres materialmente hablando, pero nunca los escuché quejarse ni pedir un centavo a nadie.
“Cibao” ya no está, Jesús tampoco, quizás pocos los recuerden, sin formación académica y sin militar en ningún organismo, fue un peledeista desde su fundación hasta el día en que partió de este mundo sin pasar factura por su lucha.
Aunque la política de hoy se calcula en pesos y dólares, la lealtad es moneda escasa, la solidaridad y los valores fueron enterrados y ahí sembrado el oportunismo y el miedo con un baño de conveniencia, aún queda un espacio para soñar.
Aunque el escenario presente el panorama como árbol en invierno, ahí están las raíces, dispuestas a soportar hasta que las hojas vuelvan a surgir, entonces el árbol volverá a ser robusto, dejando atrás las hojas que no supieron superar las inclemencias.
Por los muchos Cibaos” que ya no están, los muchos “Cibaos” que no les queda fuerza para seguir, por los que como “Cibao”, resistirán hasta el final, más los que estén dispuestos a ser un “Cibao”, por ellos, hay que resistir

@charlienzzz01
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