❝Punto de Mira❞》》》
La política me enseñó a tratar de ver detrás de los eventos en busca del intríngulis y los intereses en juego por eso creo que abultar el diferendo en el uso de las aguas del río Masacre ha sido una impactante jugada política del presidente Luis Abinader.
Abinader, que siente el progresivo deterioro económico y la unidad de la oposición, ejerció su preponderancia y voceó ¡fuego! en el clímax de la película. Desestimó las consecuencias del miedo del público, lo importante es desorientarlos para que busquen la protección del poder. Los daños se arreglan en el camino.
Estas acciones patrioteras usaron el coro de voces importantes que, de acuerdo con el guion, entraron en escena en un santiamén. Esta sorpresiva jugada forzó la suma de contrarios al gobierno mientras un despliegue mediático soltaba efluvios de guerra. La decisión de cerrar la frontera pareció la respuesta ideal y la visión del presidente Abinader repartiendo equipos militares daba la idea que el siguiente paso sería la ocupación militar de Haití.
Pero todo es un teatro, no habrá guerra con Haití, lo que vemos es una imprudente acción cuyas consecuencias, cuando se despeje la bruma, pasará factura. Esta bravata no baja el alto costo de la vida.
Los gobiernos de La Hispaniola tienen una mesa para el manejo de las aguas, pero Haití asegura que no frenará la construcción del canal sobre el Masacre que defiende con calor patriótico. Impedir o frenar la obra quizá reclame la participación de terceros.
Los haitianos alegan que usan sus derechos en el manejo de las aguas del citado río: “La República de Haití tiene soberanía sobre la explotación de sus recursos naturales. Al igual que la República Dominicana, con la que comparte el río Masacre, tiene pleno derecho a realizar capturas (tomas de agua) allí, de conformidad con el acuerdo (bilateral) de 1929. El Gobierno de la República de Haití tomará todas las medidas necesarias para proteger los intereses del pueblo haitiano”. Según El Caribe.
Era Abinader un niño cuando estuve como invitado a la inauguración, con bombos y platillos, de la represa hidroeléctrica de Peligré, construida por el dictador François Duvalier, en un río que nace en la RD. La obra no trajo enfrentamientos. En los medios se nota que las aguas sobre el río Masacre buscan su nivel.
Por Alfredo Freites ;-
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