“ Deténgase ahí. Usted está en una lista roja”. Bajo ese alegato y tras esa “orden”, cientos de dominicanos terminaron sus días en alguna inmunda cárcel en los años 70. Peor aún, muchos que estaban en “la lista roja” de la policía, cayeron víctima de una bala procedente del arma de un agente de la “institución del orden” o de algún miembro de la denominada BANDA COLORA.
Ese viejo y perverso método, fue sepultado en 1978 con la llegada de Don Antonio Guzmán y el PRD al poder. Ese año se abrieron las cárceles para los presos políticos y se levantaron los impedimentos para que entraran todos los exiliados.
Creíamos que también esos archivos con “listas roja” habían sido eliminados. Pero, ¡oh sorpresa!, estar en una lista “lista roja” ha revivido. Son tres los ciudadanos que han pasado por ese amargo momento de escuchar el “párese ahí, usted está en lista roja”. Y luego ir a una cárcel policial por varias horas. Eso preocupa. ¿Estamos, como dice Juan Luis, montados en una guagua que va en reversa? Confiamos que estos casos hayan sido PURAS CASUALIDADES.
Claro, coincidencias inaceptables. Pensábamos que uno de los primeros pasos para una verdadera reforma policial, era borrar esos métodos erróneos del pasado. Crear confianza en la población de que deben confiar en sus agentes. El respeto al ciudadano y el derecho a disentir tiene que ser inculcado a esos servidores para que no crucen esa raya. Alarma pensar que estamos retornando a la política del tránquelo o desaparézcanlo, por ser adversario del gobierno de turno o haber sido de algún grupo revolucionario. Los casos del doctor Santiago Castro Ventura, Efraín Javier y el ex izquierdista Tila Castillo no pueden repetirse. La reforma policial debe iniciar eliminando esas prácticas.
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