El pequeño verdugo. Imágenes del vídeo que el EI difundió en marzo en que un niño de unos c uatro años acciona el detonador de una bomba y hace estallar un coche con tres prisioneros |
El Estado Islámico hace ostentación de su programa de adiestramiento de menores para poder utilizarlos en la guerra
La utilización de menores en las guerras no es ninguna novedad, pero en el caso del Estado Islámico constituye
una práctica perfectamente reglamentada. Los llamados cachorros del
califato son la amenaza que la organización yihadista prepara para el
futuro: niños captados desde corta edad para ser aleccionados y
entrenados en diversas funciones de combate. O bien huérfanos, o bien
arrancados de las manos de sus padres mediante distintos métodos, son
atraídos a una especie de campamentos de verano, con sus
correspondientes meriendas. Los que parezcan resultar útiles serán
concienzudamente aleccionados.
El Estado Islámico no ha ocultado estas prácticas, sino
todo lo contrario: han sido parte fundamental de su propaganda de
terror, al menos hasta el pasado mes de marzo, en que difundió un vídeo
que mostraba a un niño de unos cuatro años, vestido con un uniforme de
camuflaje a su medida, que accionaba un detonador para hacer explotar un
coche en cuyo interior había tres prisioneros vestidos con el
preceptivo mono de color naranja.
En los seis meses precedentes, el EI exhibió imágenes de
niños participando en el asesinato de prisioneros, como el caso de un
chaval de unos diez o doce años que disparaba a la nuca de dos supuestos
espías rusos.
Tres entidades, el observatorio del yihadismo Quillian
Foundation, una asociación dedicada a prevenir la proliferación de niños
soldado creada por un general retirado, Roméo Dallaire, y las Naciones
Unidas, presentaron en marzo un informe ante el Parlamento británico a
raíz de saber que unos 50 niños de esta nacionalidad estaban en manos
del EI.
Precisamente el niño que supuestamente hizo estallar el
coche con los tres prisioneros era británico. Se llamaba Isa Dare y era
hijo de una londinense de 25 años, Grace Dare, que hizo el viaje de la
yihad en el 2012. En Siria se casó con un miliciano sueco y tuvieron,
muy pronto, este niño.
El informe Niños del Estado Islámico contabilizó hasta 254
vídeos de la organización en los que aparecían menores. Los casos
registrados apuntaban a chicos de entre 10 y 15 años. Sin embargo, el
analista Ayman al Tamimi, que ha conseguido hacerse con un volumen
importante de documentos del EI, señalaba en junio del 2014 que había
encontrado menciones de niños de cinco años. El caso de Isa Dare lo
confirmó.
Cuanto menor el niño, mayor es el partido que los
yihadistas obtienen porque les resulta más fácil inculcarle su programa
de desensibilización a la violencia, que luego se sustancia en imágenes
exhibiendo cabezas cortadas o jugando al fútbol con ellas.
El caso extremo es el uso de menores en atentados suicidas.
Tan solo en julio del 2015 el Observatorio Sirio de Derechos Humanos
contabilizó 19 casos. Este dato fue recogido por el documento británico,
que sin embargo no hacía mención de algo mucho peor: otro informe,
presentado un mes antes, en febrero del 2015, por el Comité de las
Naciones Unidas para los Derechos del Niño, determinaba que el EI estaba
usando en Iraq niños con algún tipo de discapacidad mental como escudos
humanos y como terroristas suicidas, así como niños kurdos o yazidíes.
El caso de Iraq es especialmente significativo, ya
que en el país existen testimonios del uso de niños discapacitados antes
de la aparición del Estado Islámico tal como es hoy, es decir, cuando
los yihadistas se identificaban como Al Qaeda en Iraq o como Estado
Islámico de Iraq (ISI).
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