La amenaza mayor a la estabilidad social y económica de los países latinoamericanos lo representa la pobreza, que incluye a la mitad de su población y que en la República Dominicana se aproxima al 40 por ciento.
Este tema ha ocupado un espacio preponderante en el discurso del presidente Danilo Medina, quien durante su campaña electoral dijo que estaba construyendo un sueño, no propaganda. Aunque el problema es más grave de lo que aparenta, por la tradicional limitación de recursos, dispersión y falta de coordinación de políticas efectivas, hay señales de cambios.
Tenemos más de 3 millones 500 personas en la pobreza, de los cuales el 10.5 por ciento, equivalente a cerca de 1 millón de habitantes, están en situación crítica. Reducir en el año 2015 a 5.4 por ciento, o sea a la mitad, los pobres en grado extremo es un planteamiento de la ONU enmarcados en los Objetivos del Milenio.
Las propuestas y acciones del presidente Medina están claramente definidas a combatir la pobreza, para lo cual tiene el liderazgo, la voluntad y firmeza necesaria. Se requiere que el sector empresarial y las organizaciones de la sociedad civil, sean comprensivos y asuman un compromiso solemne contra de este fenómeno que amenaza la paz social.
La calidad de los empleos hay que elevarlo, garantizando la capacitación, estabilidad y efectividad de los beneficios que contempla la ley para los trabajadores. El Estado no puede ni debe hacerlo solo.
Bolivia, un país con poco más de 1 millón 98 mil kilómetros cuadrados y una población similar a la de Quisqueya, erradicó el analfabetismo en menos de cuatro años. En tanto, Brasil redujo la pobreza de 45 por ciento (en 1993) a 20 por ciento en el 2009, un logro sin precedentes. En ambos casos, los empresarios y entidades sociales cumplieron un papel importante.
Nuestro país debe modernizarse, lo que implica reducir la pobreza, eficientizar los servicios de salud, crear empleos, eliminar el analfabetismo y mejorar la calidad de la educación. Lo demás llega por añadidura. Entiendo que ese el sueño del presidente Medina, el cual es perfectamente viable.
*El autor es escritor y politólogo.
Por José Castillo Grullón ;-
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